sábado, 2 de junio de 2007

Vadalá entró a la casa para limpiar su nombre, pero se olvidó de borrar su pasado



Trabajó para la Bonaerense durante la última dictadura y Nino Dolce lo llamó represor. Aquí, su historia, y la de su mejor amigo Bubby.

Nadie le creía el rol de viejo bueno a Luis Vadalá. Apenas ingresó a la casa de "Gran Hermano Famosos", el ex de Moria Casán se embarcó en la odisea de ser el mediador, el consejero, el tipo humilde, de origen humilde y presente humilde, un pacífico dueño de un taller mecánico. Pero el papel (sí, papel, rol, porque se vio claramente la semana pasada cómo Vadalá -libreto de por medio o no- ensayaba un diálogo entero que tendría más tarde con uno de sus compañeros), como era de esperar, no le duró mucho. Su afán por ser agradable resultó desagradable enseguida para el indescifrable Nino Dolce y así, el cocinero hot lo sacó de las casillas en un segundo: descolgó la bandera de Uruguay que Vadalá había puesto en el living (Noelia, su mujer, es uruguaya). Simplemente eso. "Voy a partirle la cabeza con lo primero que tengo a mano. Estoy mal, angustiado, este muchacho es un tarado mental, un ser irracional, está desquiciado -dijo Luis, quizás con razón, en el confesionario-. Si es necesario lo voy a agarrar a piñas, aunque me saquen de la casa. Pero soy consciente de que tengo que tranquilizarme". Así, sin anestesia, se cayó la careta del gran señor de la casa.



Repasemos. Luis Vadalá entró a "Gran Hermano Famosos" por dos razones: por el premio económico (incluso convenció a sus compañeros de que él lo necesitaba más que nadie) y para limpiar su imagen, para que la gente conociera "quién es Luis Vadalá". El programa recién empieza y el primer objetivo ya se ve imposible. El segundo, bueno, habría que dividirlo en dos partes: es probable que la gente sepa quién es verdaderamente Luis Vadalá, pero eso no implica que su imagen quede muy limpia. De arranque cometió un par de contradicciones importantes con respecto a su pasado, por ejemplo, cuando habló de su relación con las drogas. Durante su separación de Moria Casán se cansó de negar que alguna vez había tomado cocaína y ofreció someterse a una rinoscopía para comprobarlo. En la casa, la semana pasada, le confesó a Lisa, la ex integrante de "Bandana": "Yo probé todo, lo único que no hice fue pincharme, lo hice una sola vez y me dejó mal, muy mal, no sabés cómo me dejó". Y Vadalá decía eso después de haber criticado el lenguaje de algunos de sus compañeros porque el programa es ¡para toda la familia!

¿Por qué necesita la plata Vadalá? ¿Será, quizás, porque nunca hizo nada de su vida? Luis y Moria se conocieron por casualidad en el aeropuerto de Ezeiza. Tiempo después, él dijo: "Al conocerla tenía apenas cinco mil pesos (sic) en los bolsillos". Según Moria, era exportador e importador de "cualquier cosa, desde heladeras hasta ropa interior". A partir de ese momento, Luisito inauguró el que luego fue el pasatiempo de muchos y se colgó y se balanceó en las lolas de Casán. Así, primero fue su asesor y después, en 1999, corrió en la categoría Turismo Promocional Clase 3, patrocinado por el muy buen amigo de su mujer, el entonces presidente Don Carlos Saúl Menem. Junto a él, Vadalá vivió sus años de gloria: se puso una compañía de telefonía celular y disfrutaba de asados y partidos de truco en la quinta de Olivos. Pero la edad dorada de Luis fue escueta, la empresa se le vino a pique y ni Moria ni Menem quisieron salvarlo. Menos aún cuando ésta descubrió que el galán al que había solventado durante años la engañaba con Noelia, una joven promotora uruguaya que conoció en Punta del Este y con quien hoy tiene un hijo.

Pero ése no es el pasado oscuro de Vadalá, o al menos no el más oscuro. Antes de entrar en cautiverio en los estudios de Telefe, le dijo a Jorge Rial: "Para mí no es una vergüenza decir que mi padre fue colectivero, ni que trabajé en la línea 103, ni que tuve reparto de productos lácteos, ni que repartí fiambre a los 13 años". Obviamente que no, Luis, eso no es para tener vergüenza, por qué habrías de tener vergüenza. Vergüenza, quizás, le dé el trabajo que no le confesó a la tevé. Hace pocos días, en la casa, deslizó -casi sin querer- que había trabajado en la Policía Bonaerense durante la última dictadura militar. El intento del conductor de las galas por tranquilizar a todos fue insólito: "No sabemos si fue un torturador", dijo. Y, según dice el diario Página/12 en su edición del domingo 27, un llamado habría alertado a la producción de "GH" sobre la íntima amistad que une al ex de la vedette con Francisco Ezequiel Avellaneda, alis "el negro Buby", integrante del Grupo de Tareas del ex comisario Miguel Etchecolatz. Sí, Etchecolatz, el mismo que respondía a las órdenes de Ramón Camps. Sí, el mismo contra el cual iba a declarar el desaparecido Jorge Julio López. En los momentos difíciles de su vida, cuando Moria y Carlos Saúl le dieron la espalda, Vadalá agradeció en todas las revistas el apoyo que le dieron su hija mayor y su amigo "Buby", quien figura en el Legajo 0976/6769 de la Conadep, en donde su acusadora y víctima era Nilda Eloy, secuestrada el 1° de octubre de 1976 por veinte efectivos comandados por Etchecolaz en la ciudad de La Plata. Aunque en la pantalla del canal, el abogado de Telefe haya dicho que se trata de un típpico caso de calumnias e injurias, ya que Vadalá no figura en los informes de la Conadep, a partir de la confesión sobre su pasado en la Bonaerense, no sólo se comenzó a hablar afuera de la casa, sino también dentro. Y el más enfurecido fue, no podía ser de otra manera, Nino Dolce. El cocinero hot dijo que su familia la pasó muy mal durante esos años y tildó a Vadalá de "represor". Al momento de entrar al confesionario, no pudo olvidar el tema y disparó: "Le doy mi voto a Vadalá por su nefasto pasado".

El verdadero Luis Vadalá sorprende día a día, tanto sorprende, que ya se sabe que lo más nefasto de su pasado no es, ni por asomo, haberse colgado de las lolas de una diva. Lástima, porque eso sí se puede remontar.